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A propósito del rescate de los 33 mineros chilenos, estoy con mensajes y voces de distinta procedencia, alrededor de una sencilla pregunta: ¿Qué habría pasado si los 33 mineros fueran ecuatorianos?. Tomaré algunas respuestas de conversaciones informales, en donde se barajaron curiosas posibilidades fatalistas que reflejan únicamente la mirada ecuatoriana.

Se afirma que si esto era en Ecuador, recién se estaría llamando a licitación para elaborar los estudios de prefactibilidad. Los estudios –muy importantes por cierto- darían alguna pista si los mineros están o no con vida. Un procedimiento que tiene lógica, pues, si la respuesta es “no hay posibilidades de vida”, ¿para qué seguir adelante?. 

Se señala que Correa diría que es un patraña más de la prensa corrupta, de los insensatos politiqueros disfrazados de periodistas. Un escándalo más en contra de la revolución ciudadana. Una campaña de desprestigio que tendría como único propósito oponerse a la Ley minera sin haber leído siquiera.

Se podría adicionalmente culpar a los golpistas Gutiérrez de usar esta tragedia humana para boicotear la “Ley minera”. Con la ley ninguna montaña se vendría abajo, así señala el Art. 33 (otra coincidencia carajo) de dicha ley. El país estaría lleno de mineros responsables. Las comunidades recibirían mensualmente el maná del cielo que sería entregado equitativamente por las mineras transnacionales.

Mediante decreto se declararía el estado de emergencia en todo el territorio nacional. Esta medida permitiría conseguir rápidamente, sin informes técnicos, sin licitación y sin los fastidiosos informes de contraloría: cascos, chalecos, banderas verdes, lanzar el CD “Patria tierra sagrada” volumen 35 con Don Medardo y sus players, taladros punta larga y cabeza dura provenientes de la hermana república Bolivariana de Venezuela.

Los ecologistas infantiles y el MPD saldrían a las calles para pedir el archivo de la ley minera y la libertad de Marcelo Rivera. Mery Zamora y la policía se declararían en vigila por el rescate inmediato de los mineros en el campamento “Desesperanza”.  La FAE se tomaría el aeropuerto de Quito para impedir que los técnicos venezolanos abandonen el país sin haber rescatado a los mineros.

El magnate ecuatoriano Alvaro Noboa Pontón anuncia que entregará $ 5.000 dólares a cada minero rescatado con vida. Obviamente señala que el dinero será descontado de la deuda que mantiene con el SRI.

Por último, el día del rescate –si llegaría a darse- se ordenaría una cadena de radio y televisión interminable “indefinida e ininterrumpida”. Los ecuatorianos obligados a seguir los acontecimientos en un reallity televisivo conducido por Geovanna Tassi y el Licenciado Dupleint. Veríamos los mismos spots utilizados en el campeonato mundial de fútbol. Saldría un carrusel de audaces chupamedias disfrazados de expertos rescatistas vivando al ejecutivo. Y claro, cada media hora escucharíamos una prédica de Carlos Ochoa, mandando a la punta de un cuerno a los ecuatorianos.  Mientras abajo, en el refugio, a 620 metros bajo tierra los mineros ecuatorianos se irían de trompones para definir quien sale primero.



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